Tu primera entrevista de trabajo, ¿qué no debes decir NUNCA?
Si preguntásemos a la mayoría de publicitarios por uno de los momentos más tensos de su carrera, puede que, entre otras muchas anécdotas tensas que ocurren en una agencia cada día, te respondan que su primera entrevista de trabajo fue uno de esos momentos.
La primera entrevista es un momento crucial en el que nuestra seguridad (o inseguridad) va a jugar un papel fundamental. Tenemos solo unos minutos para demostrar nuestro talento y claro, los nervios están ahí y muchas veces terminamos diciendo cosas que jamás podemos decir. Aquí te contamos qué es eso que cada vez que verbalizas en una entrevista de trabajo, consigues que el vello del brazo de tu potencial jefe se erice y le entren pequeños tics en el párpado que desembocarán en un «NO HAY MÁS PREGUNTAS. SALGA DE MI DESPACHO».
1. «Es que estoy muy nervioso»
Es obvio que estás nervioso. Tú lo sabes. Tu entrevistador lo sabe. La sociedad lo sabe. Pero una de las capacidades que valorarán será tu capacidad para disimular esos nervios, o por lo menos, para no explicitarlos. Para que, a pesar de todo, defiendas quién eres, lo que buscas y por qué tienes que conseguir tú el trabajo. Así que, hazte un favor y jamás reveles este dato que denotará inseguridad y falta de madurez para desenvolverte de cara al público.
2. «Nunca he trabajado»
Son tus primeras prácticas, acabas de terminar la carrera y tu universidad te lanza casi sin avisar de cabeza al feroz mundo laboral. Tú, inocente e ingenuo, cuando te preguntan por tu experiencia laboral, dices que nunca has trabajado porque crees que los veranos de sudor en el bar de tu tío y las clases particulares que le sacaste a tu vecino no cuentan.
ERROR. Todo cuenta. Es cierto que quizá tampoco tienes que explayarte en datos que realmente no vayan a aportar demasiado a la entrevista. Pero los millones de trabajos en grupo de la universidad en los que has organizado campañas ficticias para productos y marcas reales, cuentan. Los carteles de las fiestas de tu pueblo que diseñaste por hacerle un favor al alcalde, cuentan. Las invitaciones de la boda de tu prima que tuviste que hacer porque para tu familia eres «el artista» aunque tú no tengas ni idea de Photoshop, cuentan. El logo que le diseñaste a tu tío fontanero, que se aprovechó de ti diciéndote «hazme publicidad de esa» (como si «esa» publicidad se hiciese de repente), cuenta. TODO cuenta. Organízalo bien, créate un portfolio y presume de ello.
3. «Vengo aquí porque no me cogieron en la otra empresa»
¿Cómo osas? Aunque sea verdad (muchas veces lo es, nos pasa a todos, no pasa nada), no se tiene que notar. Si bien es cierto que quizá en según qué empresas no hace falta que dramatices y exageres sobre tus ganas de trabajar allí, siempre viene bien que se te vea interesado en el lugar donde haces la entrevista. Si vas a hacer la entrevista en una agencia, infórmate bien sobre qué cuentas llevan, qué te llama la atención de lo que hacen y qué podrías aportar a su forma de trabajar. Pero nunca hagas que se sientan como un segundo plato, porque entonces para ellos no serás ni el postre.
4. «Si tengo que decir un defecto…esto…bueno…soy muy perfeccionista»
¡BASTA! La sociedad no necesita aguantar esto. Y tu entrevistador, tampoco. Si te preguntan por tus defectos, haz autocrítica y cuenta tus defectos. Entendemos que no quieras reconocer ciertas cosas, pero no lances virtudes camufladas en una falsa humildad desde tu real trono de la falsa modestia, porque acabarás sonando repelente. Y no.
5. «¿El paquete Office? Ss… ¡Sí, claro que lo manejo..!»
Esto lo hemos hecho todos. Pero por favor, no lo hagas. No mientas más. Si en tu vida has abierto un Excel, no digas que manejas Excel. Si un día cuando tenías 14 años tú y tus compañeros fuisteis al aula de informática y tu profesor de tecnología te enseñó a poner un pie de página en Word pero desde entonces no lo has vuelto a abrir, no mientas. Sé precavido y haz un curso on-line antes de empezar un trabajo si crees que lo piden, los tutoriales de Youtube en estos casos también son nuestros grandes aliados, pero no mientas. En la entrevista quizá pueda colar, pero el primer día que te manden hacer algo que no sepas hacer, puede ser tu final más trágico.
6. «Vale, sí, pero ¿aquí cuánto se gana?»
No, en serio, ¡para! Vale, el sueldo o las vacaciones son partes esenciales en un trabajo. Es nuestro derecho y por supuesto tenemos que informarnos sobre estas condiciones antes de aceptar un empleo. Pero espera un poco a preguntar sobre estos temas. Quizá es mejor que lo dejes para lo último, cuando te digan «¿alguna pregunta?», o para futuras entrevistas, pero quedará fatal si, nada más llegar, preguntas estos temas.
7. «De mi anterior trabajo me fui porque mi jefe era un inútil»
Ay, ay, ay. Has cogido confianza con tu entrevistador y has pensado que quizá también es tu psicólogo o tu mejor amiga a la que contarle tus penas con un «Tía, whatsapp YA«. Pero no, lo cierto es que hablar mal de tu anterior trabajo da bastante desconfianza, y puede que haga pensar a tu entrevistador que quizá eres una persona conflictiva, o que no vas a hablar bien de su empresa si las cosas no van como tú deseas. Reformula tu mensaje, y di que te fuiste de la empresa porque querías seguir aprendiendo y evolucionando, o porque necesitabas cambiar de aires, o adapta tu verdad con un tono más coherente y positivo.
8. «No quiero hablar de eso»
Acéptalo cuanto antes: ni tú eres una estrella de la farándula, ni tu entrevista de trabajo se emite en un Prime Time seguido por millones de señoras de Cuenca ávidas de testimonios y declaraciones. Mójate y responde a lo que te pregunten, siempre que sea en un ámbito profesional. Reconoce ese error que cometiste hace X años si tu jefe lo conoce, pero asegura lo mucho que aprendiste de ello. Pero no niegues una respuesta porque eso denota que ocultas algo, ¿quizá una traición? ¿un lado oscuro? Y no queremos Darths Vaders en nuestro equipo…
Por tanto, lo importante es que te relajes, seas sincero y optimista y muestres tus ganas y aptitudes para trabajar. Olvida la presión y céntrate en ser la mejor opción para tu contratante. Y si no te contratasen, ¡hay miles de empresas que morirán por tus huesos!