Publicidad subliminal: ética y límites legales
Ya hablamos en un post anterior sobre ciertos aspectos de la publicidad subliminal: abordamos cuestiones como su historia, o las controversias que hasta hoy sigue provocando este tipo de publicidad. ¿Realmente influye en el consumidor o es simplemente una forma de llamar la atención?
Pues bien, hoy vamos a profundizar en sus límites legales y analizaremos por qué casi siempre los mensajes subliminales tienen un tono erótico.
Objetivos y procedimientos
¿Qué dice la Ley sobre la publicidad subliminal?
A pesar de que no se tiene muy clara la influencia real de la publicidad subliminal en el comportamiento del consumidor, y de que existen miles de estudios que la desacreditan, en la actualidad su práctica está prohibida en algunos mercados: 50 países han legislado en contra de la publicidad subliminal de manera individual y conjuntamente. En el caso de España, la Ley General de Publicidad de 1988 hace referencia a la publicidad subliminal como un tipo de publicidad ilícita, y considera que:
Así, a pesar de está prohibición y de no estar admitida como una forma correcta de estrategia marketing, esta técnica sigue generando polémicas y controversias: se utiliza de forma sutil y encubierta, haciendo que muchas veces resulte muy difícil determinar el margen entre lo legal y lo subliminal.
¿Por qué la mayoría de mensajes subliminales son de tipología sexual?
Una de las fuerzas más poderosas para mover a las personas es la satisfacción sexual. Los impulsos sexuales son fuerzas primitivas, naturales, poderosas, que si se logran despertar llevan a las personas a moverse hacia aquello que se asocia con la gratificación sexual.
El erotismo, la sensualidad y la desnudez forman parte del catálogo de recursos que los publicistas utilizan para captar la atención y estimular la compra, tanto en el ámbito consciente como en el inconsciente. Los anuncios que apuestan por el erotismo llaman casi siempre la atención del consumidor, y es que ya sabemos que la clave para acercarnos al consumidor es hacerlo a través de las emociones.
En nuestros días se ocultan miles de mensajes con orientación sexual en la publicidad vemos a nuestro alrededor, que son introducidos con discreción en muchos anuncios: las nubes, los líquidos de las botellas y los vasos, los pliegues de los vestidos, los brillos sobre las superficies del agua… Cualquier lugar es bueno para esconder palabras o símbolos que actúen sobre nuestro subconsciente sin que podamos defendernos, atribuyendo a un producto cualidades generalmente asociadas con aspectos sexuales.
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Según los expertos las imágenes sexuales subliminales producen una poderosa estimulación cerebral. A mediados de los años 80, la firma Kilbourne y Asociados llevó a cabo un experimento sobre un anuncio de la marca Marlboro. En él aparecían dos vaqueros a caballo con un fondo rocoso, en el cual se veía una forma sexual subliminal. Contrataron a un artista para que retocara la imagen e hiciera desaparecer la imagen sexual, de manera que más tarde enseñaron la imagen original y la segunda imagen a dos grupos diferentes de personas para medir sus reacciones. Tras la exposición, descubrieron que la imagen sexual tenía un efecto mucho mayor en los consumidores.
¿Tenemos la «mente sucia» y vemos mensajes subliminales donde no los hay?¿Se ha extendido tanto el mito de la publicidad subliminal que intentamos sacar puntilla de todos los impactos publicitarios que recibimos? ¿Realmente las marcas quieren que asociemos sus productos con el sexo? Y si así fuera, esta asociación realmente ¿qué es lo que produce en nuestra mente: deseo por el producto, asociarlo a valores que nos atraen, verlo de forma más positiva…?
Aún hay muchas preguntas que no podemos responder, pero parece que la publicidad subliminal de alguna forma es efectiva, ya que se sigue utilizando de forma constante. Quizá las marcas solo buscan que se hablen de ellas, ya se sabe eso de..da igual que hablen bien o mal, pero que hablen.
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