Es lunes. Lunes. Luneslunesluneslunes. Luuuunes. Ay. Miras la agenda, y hoy te toca sentarte a pensar ideas. ¡¡¡Pero si es lunes!!! Y te viene a la mente eso de «que la inspiración te pille trabajando». ¡Seguro que Picasso no lo dijo un lunes! Pero sí, es lunes, y ha llegado la hora de pensar, de activar la creatividad y que fluya de tu mente el torrente de ideas que necesita para YA. ¿Y qué haces? ¿Cómo encuentras la inspiración?

La solución fácil la sabes: buscas en tu cabeza -de lunes- el botón ON, y ale, listo para pensar.

Nada, ¿no? Pues dejemos de pensar en que es lunes y trabajemos en técnicas para conseguir inspirarnos. Busquemos soluciones 😉

¿Eres ciego o eres cojo?

A todos nos cuesta inspirarnos, pero cada uno tenemos nuestros recursos: Carmen Posadas contaba en una entrevista que, para ella, existen dos tipos de escritores: los ciegos y los cojos. «Los ciegos van tanteando, son los que no tienen idea de lo que van a escribir, quizás tienen una imagen o empiezan con una frase y a partir de ahí van tejiendo la trama (…). Y luego están los cojos, que tiene esquemas y a partir de ahí van consultando y escribiendo, hacen listas y a cada personaje le hacen una ficha policial de cuánto mide, cómo toma el café con leche».

No va mal encaminada Carmen Posadas: en el campo de la neurociencia se han llevado a cabo diversos estudios para entender cómo impactan la atención focalizada y el monitoreo abierto en la creatividad. Hablan, en un estudio de 2012, de dos tipos de pensamiento: divergente y convergente. En el primero de ellos, abrimos un espacio para generar nuevas ideas y enfoques, por ejemplo, proponiendo varios usos para un mismo objeto. En el segundo, lo que demandamos al cerebro es producir la respuesta correcta para responder un problema específico. Ser creativo, generar ideas, se consigue con un equilibro entre las dos funciones: necesitamos dar rienda suelta a nuestra imaginación, pero se precisa también un enfoque racional (planificación, acción y ejecución).

cerebro

Si te intriga saber qué lado del cerebro utilizas más, puedes descubrirlo realizando este sencillo test. Y una vez lo compruebes, seas ciego o cojo, convergente o divergente; si estás buscando ideas para escribir, diseñar o trazar un dashboard diferente que refleje mejor los objetivos de tu empresa, lo importante es que ejercites el músculo creativo: que crees un hábito de inspiración, que vayas trazando un proceso que te ayude, cuando lo necesites, a dar con tus musas. Cada persona tiene sus propias técnicas: a unos les despiertan más inquietudes las frases y textos, mientras que otros, con una imagen, pueden comenzar a desenrollar una idea hasta dar con lo que buscan.

En «Atrévase a pensar como Leonardo Da Vinci: 7 pasos para ser un genio«, Michael J. Gelb sintetiza las claves del pensamiento creativo en 7 pasos, como si de una checklist se tratara: despierta tu curiosidad, ten diversas perspectivas, afina tus sentidos, acepta la incertidumbre, encuentra el equilibrio, trabaja mente y cuerpo, y ve a lo nuevo y desconocido. ¡Enhorabuena, ya sabes cómo ser un genio creativo!

Ah, no, que volvemos al principio… Es lunes. Lunesluneslunes.

¿Dónde están las ideas cuando se las necesita?

Quizás lo que hoy necesitas para inspirarte es algo más terrenal; pensar y trastear con lo que tienes alrededor, hasta que vayas viendo una lucecilla al final de tu imaginación que encienda la idea que necesitas. Y aquí, cada persona tiene sus trucos para buscar ideas: leer posts en blogs, buscar imágenes, navegar de autor en autor por wikiquote, leer opiniones y debates en grupos de LinkedIn o foros del sector, ir apuntando pensamientos en un cuaderno, tirar del pasado (tus anécdotas) o del futuro (¿tienes algún niño en tu entorno? sus respuestas te pueden sorprender). En el caso de los escritores o bloggers, cada uno tiene su propia fórmula.

¿Y si buscamos ideas en grupo?

Si ya puede nos puede resultar costoso pensar ideas de manera individual, coordinar un grupo puede ser algo más complicado (es lunes para todos…:P). Pero también mucho más efectivo, porque 2+2 no siempre son 4. La dinámica más habitual para pensar en grupo es lo que conocemos como brainstorming: una tormenta de ideas que surge de un grupo de personas juntas en una sala, en la que cada uno va expresando sus ideas y pensamientos avanzando juntos hacia el objetivo perseguido.

No obstante, para muchos, el brainstorming no es efectivo, ya que en esta dinámica grupal, los extrovertidos suelen imponer el ritmo de trabajo y sus opiniones, frente a los más introvertidos.

También podemos buscar ideas recurriendo a nuestros clientes a través de focus groups, pero éstos no siempre son la fuente de ideas rompedoras que estamos buscando, porque, como decía Henry Ford, «si hubiera preguntado a la gente lo que quería, me hubieran contestado: ¡un caballo más rápido!». Viene bien tener en cuenta sus ideas, pero deberemos tomar los resultados como fase previa a la generación de ideas, o bien para decidir si una idea rompedora tiene potencial.

Por ello, como alternativa, podemos organizar lo que se denomina brainswarming: una dinámica silenciosa que simula el método de trabajo de las hormigas. En un brainswarming no se interactúa verbalmente, sino en absoluto silencio: el proceso comienza con una gráfica en la que se plantea la cuestión o el objetivo requerido, y a partir de ella los participantes irán pegando post-its con sus ideas, basadas en las de los demás.

Sea cual sea el método que se emplee, lo importante es que surjan las ideas y el trabajo avance. En mi caso, sin apenas darme cuenta, las ideas han ido surgiendo y ya he terminado el post 😉

Y tú, ¿qué trucos tienes para inspirarte? ¿Has probado alguna dinámica diferente para trabajar ideas en grupo?

 

Imagen destacada: Send me adrift.