La publicidad exterior tiene una larga historia y es un elemento a los que grandes marcas recurren a la hora de posicionar sus mensajes y hacer que lleguen al público.

Pero esta historia ha llegado a un punto muerto y todo ha cambiado a su alrededor: cada vez son menos efectivos y su existencia pasa cada vez más desapercibida. Una prueba de ello es intentar recordar el anuncio de la parada de autobús más cercana a nuestra casa para darnos cuenta de cómo han cambiado las cosas. Probablemente, o no nos acordemos o el que recordemos sea uno que nos llamó la atención en el pasado.

¿Qué le ha pasado a la publicidad exterior?

Uno de los principales problemas podríamos identificarlo con la evolución de la industria. Las marcas cada vez empleaban más reclamos para llegar a los consumidores y cada vez había más mensajes intentando captar algo de atención. Actualmente vivimos en un mundo lleno de ruido publicitario, por lo que era de esperar que los mensajes se acaben difuminando. Los consumidores son cada vez más capaces de ignorar a las marcas y solo si sus mensajes les son interesantes y les llaman la atención conseguirán lograr conectar con ellos.

Otra de las causas es que cada vez es más difícil para las marcas llegar a los consumidores porque ha aparecido un elemento que roba su atención y que hace que sea mucho más complicada la efectividad de la publicidad exterior: el boom de los dispositivos móviles, los cuales es imposible apartar de la vista de sus dueños, captando toda su atención y haciendo que olviden todo lo que ocurre a su alrededor.

Smartphones, los principales enemigos de los anuncios callejeros

A todo hay que sumar que el uso del smartphone en nuestras vidas es cada vez mayor, ya que disponemos de internet móvil. Estos dispositivos están cambiando las ciudades, algunas calles comerciales lo han hecho por completo. A medida que los smartphones se han ido haciendo más populares y empezaban a ser empleados para casi absolutamente todo, han ido ocupando mejores puestos respecto a otros elementos. Las calles han perdido su poder de atracción y han tenido que cambiar su estrategia porque los consumidores han dejado de mirar a su alrededor para dirigir sus ojos, únicamente, a la pantalla de sus teléfonos.

Lo mismo pasa con la publicidad exterior. Mientras se espera el metro o el autobús, no se mira lo que nos rodea porque nuestra visión se centra en una pantalla más luminosa y atractiva que roba toda nuestra atención. Sólo tenemos que fijarnos en los demás viajeros que esperan el transporte público, ya que lo demuestran claramente.

Smartphone Tokio

 

Esto no significa que la publicidad exterior haya muerto si no que las marcas deben cambiar sus objetivos y, sobre todo, lo que hacen. Deben saber jugar con lo que tienen ahora, siendo más imaginativas que nunca y convirtiendo sus anuncios en experiencias, algo más que simple publicidad.

A todo esto hay que añadir el factor smartphone: deben unirse a ellos, viéndolos como una oportunidad de crear algo nuevo, aprovechando sus posibilidades técnicas. Aunque no vean su anuncio de siempre, seguro que responderán a esta nueva forma de interactuar.

¿Renovarse o morir? Sólo sabemos que si quieren llegar a sus consumidores, deben seguir las nuevas tendencias y no quedarse por detrás de sus competidores, porque si no a lo único que tenderán será a desaparecer.